martes, 24 de diciembre de 2013

El museo de Pablo Fierro por Carolina Toapanta



Llegué con la madeja de lana enredada en la cabeza, tenía que decidir para mi futuro, llevaba no mas de 1 mes en Chile y sentía que este país me entregaba todo en mi mano, ante mis ojos! Sentía que durante mis 24 años habia forjado caminos disonantes, alejados el uno del otro siguiendo la premisa de que uno debe ser y hacer las cosas que estan dentro de uno sin importar lo que sea, si tienes ganas de pintar, pinta!, si tienes ganas de cantar, entonces canta! y si tienes ganas de inventar que tienes un laboratorio de perfumes recogiendo flores de las macetas de la casa y metiendolas en botellas de vidrio con agua, hazlo!... tener la capacidad de soñar con los pies en la tierra esta aqui y ahora, eso me decian mientras crecia cuando niña.

Cuando uno va creciendo, van saliendo limitantes en la cabeza, agua que apaga el fuego alentada por quienes han perdido la ilusion de vivir... no hagas, no digas, no pienses que eso es así, esto es como yo te digo que es... esto es así porque así dice en este libro (escrito por otro humano igual que cada uno de nosotros) y de esta forma nuestros ojos se van cerrando como la vision de un caballo amaestrado que solo ve hacia un punto manipulado por su jinete, en este caso, por el sistema de este mundo.
Llega un momento en la vida en que seguir la espontaneidad transparente de un niño y estar alineado a la sociedad es todo un tema para psiquiátricos, cuando uno crece todo es aburrido, hay que seguir los protocolos sociales aún si se vive en un pueblo paupérrimo y carente de todo, cada sociedad tiene sus propios artificios. Mi lucha era encajar lo incajable, para mi era normal interactuar la ciencia y el arte todo el tiempo, hasta cuando llegue a la universidad y simplemente la música con la medicina era totalmente inmezclables, como el agua y el aceite, tengo varios recuerdos de muchos eruditos de la medicina decir que para ser médico uno debe comer, beber y soñar ciencia todo el tiempo, para lo cual Platón (en el mito de la caverna de Platón) y yo coincidimos en que no es así, nada es así, nada es el universo de lo aislado de la realidad, osea de los casos sorprendente, de los que salen del margen para hacer cosas maravillosas como Da Vinci. Aunque yo ya había bajado mi guardia desde hace rato creyendo que de verdad estaba equivocada y que si estaba loca, y que si debía dejar mi amor por las dos cosas y separarlas, dejando la música o la medicina, y por supuesto se sentía como rasgar una tela. Así llegue a Chile con mi alma llena de porquerías que me creí verdad, durante el estudio de las ciencias médicas. Un dia decidí ser feliz cueste lo que cueste, así llegue a Chile, desde Quito partí para Santiago y luego hasta Puerto Varas.


Pensaba y caminaba por el Lago Llanquihue, luego de haber sido impresionada por el destino, cuando uno decide ser feliz, el destino o Dios puede ser muy bueno con uno, o talvez puede ser que todo ya estaba listo para decantar en una mente totalmente deseosa de encontrar salida a un hueco oscuro y encontrarse con la otra mitad de mi integridad... la armonía de mi alma integrada en mi cuerpo. En este camino todo fue articulando maravillosamente todos mis recuerdos y bagaje traido quien sabe por cuantos siglos atrás, es decir, probablemente no nos conozcamos bien, pero es peor aún estar concientes de que solo somos la punta de un Iceberg que representa todo un mundo bajo el agua que no se ve a simple vista pero que se ve reflejado en cuanto salen cosas inesperadas. 

Sigo caminando y me regreso al Lago para lanzarle una piedra, le grité: -No puedo procesarlo! es muy pesado- y apreté los puños, para seguir con mis dientes dentro de la cara apretada, ya tenía toda el alma demasiado compungida hasta el momento.

El museo está abierto, entremos me dije.

Empiezo a admirar el lugar desde afuera, es una casa, la casa de Pablo Fierro. La casa esta llena de papeles pegados en la pared, y eso me llama la atencion, uno de los papeles dice: "La mente es como un paracaídas, sino se abre, no sirve". Yo digo es cierto! y empezó a caminar y mirar ahora con la mente mas abierta, solo miraba y observaba, no quería hacer nada, quería que el museo me hablara y me permitiera ver su energía, su materia y su vida misma, no quería introducirme como material energético que afecte su sinergia. Todo era viejo, rescatado, usado, todo tenía su propia historia, todo hablaba por sí solo, Pablo no estaba y no necesitaba hacerlo para explicar, el museo habla solo.

Otro visitante se paró alado mío. Me dijo -esta foto me transformó-, yo contesto -A mí, Santiago me transformo!-. Y tuve la conversación más bella y fresca que había tenido durante toda la semana en Puerto Varas, la única creo. Esperanza me dijo, yo le dije gracias!

Seguí caminando, había un piano, me senté e interprete la canción que traía en el corazón, que me recordaba a la autora de mis esencias artísticas, Alicia Godoy sembró en mí el canto como motivo de expresión de felicidad y yo interpretaba su canción mientras hacia que todo el museo se llenara de su vida. Y toque para 2 gemelas de 4 años, rubias hermosas. Mientras interpreto la cancion de Alicia, se me vienen a la cabeza los mas lindos recuerdos de mi infancia, sentada al costado de ella y su esposo Alejandro Abarzua, yo me elebaba a navegar entre las más bellas melodias de sus canciones, fueron ellos quienes me introdujeron en los oleajes más frescos de la música, yo ame a esta bella mujer, y su canto maravilloso me inspiró musicalmente por años.

Continúe por las gradas vi los dibujos hermosos hechos en diversas técnicas, básicamente son las casas alemanas de Frutillar, Octay y Varas, las casas son la expresión de la gente, son cerradas, frías, de ventanas pequeñas y enclavadas con puertas herméticas, señalan soledad, distancia, pero confort dentro de ellas. Así es la gente acá y Pablo las grafica reiterando mis afirmaciones.

El museo es un extracto de la mente de Pablo, es un lugar muy pequeño, es acogedor, al entrar uno se transporta en el pasado, las cosas que están dentro de ella guardan su propia historia, hablan por sí mismas, no necesitan un guía que explique, por que Pablo se explica solo. El es libre, es de recuerdos cálidos, amables, hospedador y disfruta del compartir, creo que es la razón por la que abrió las puertas de su imaginación con entrada liberada, COMPARTIO su mundo, eso lo hizo grande. Al navegar dentro de la casa emotiva de Pablo, me siento como una invitada especial, me identifico con las cosas viajas, con los recuerdos felices que el guarda y recuerdo mi casa en Quito muy parecida, no es un museo, porque había pensado que la imaginacion con la que la decore era muy cotidiana y muy poco para ser compartida, empiezo a recordar que invite a un par de personas a mi casa, se burlaron de la decoracion, les pareció un lugar muy extraño por estar decorado y construido por dentro de cosas recicladas únicamente, los muebles de troncos de árboles, los cajones de cajas de fruta, no les pareció el lugar más chic ni los muebles más elegantes; pero Pablo me habla en ese momento y me dice lo contrario, eres lo suficientemente especial y llena de tesoros para compartir, tu casa esta hecha de algo invalorable: tu imaginacion y creatividad, Caro es tiempo de compartir.

En ese momento Pablo me enseño que la felicidad completa no existe si no es compartida, y que somos egoísta con nosotros y con el mundo al restringir el fluir de la creatividad a través del arte y evitar crear y compartir, cerre lo ojos y le pedí perdon a mi cuerpo por las veces que fuí egoísta conmigo misma. Mi casa en Quito me la entregaron mis progenitores con paredes limpias, sin puertas, sin piso, y yo quise buscar en la bodega de mis padres todo lo viejo, restaurarlo y usarlo, no quise comprar ni un lápiz para mi nueva casa, la quería hacer yo, la quería construir con mis manos, pinte las paredes, busque las moquetas viejas de los carros de mi papa y las puse como mi piso, algunas alfombras, corte mis maderas, me ingenie un armario, cocina, comedor, muebles de los baúles viejos de mi abuela y una mesa de centro con un volante de camión muy antiguo, sera por eso que me identifique al minuto con Pablo, me saca una sonrisa del alma.

En otro papel, mientras camino y pienso me encuentro con esta frase: "El arte de soñar y hacerlo realidad" y solo me sonrio al ver como Pablo participa de mis conversaciones conmigo misma sin emitir sonido, a través de los papeles pegados con notas escritas que estan dispersas por toda la casa sin sentido aparente.


No quiero volar mucho, tengo que recordar que estaba intentando liberarme de la madeja de lana de decisiones en mi cabeza! Son muchas coincidencias! Leo las cartas junto a la maquina vieja de Pablo, y me encuentro con "Cuando la realidad se presenta ante nuestros ojos y no tenemos con que observar" y las lágrimas corrieron por mi cara, lloré! me cogí la cabeza, me escurrí entre la pared y mi espalda y dije, mierda! Porque soy tan incrédula! Chile se ha abierto para mí como una flor, me invitó a posar entre sus pistilos y comer de su polen disfrutando de su aroma, y yo dudo?!! No es acaso eso un insulto! Alcé los ojos al Lago Llanquihue y lo acepte, no solamente dentro de la casa de Pablo Fierro, sino en Chile como pais cultural habia encontrado una casa y un lugar donde el arte y la ciencia se convinadaban... y no estaban locos, o estabamos locos todos!y con la cara llena de lágrimas termine leyendo esta siguiente nota en la pared "Porque me enamore hasta del rincón donde duermen los gatos (pensaba en Chile como país) soy solo una penquista (una expresión para llamar a una persona tonta) que busca un destino, y hoy descubrí que en lo único que me puedo refugiar es en la libertad que guardo en mis sueños desolados". Porque busco un lugar? si no hay lugar!!! El aquí y ahora es mi hogar! y aquí y ahora estaba navegando en la casa de Pablo.

Gracias Pablo me hablaste en cada pared, me diste el empujón que necesitaba para vivir y presiento que todo un ciclo de vida cerró en tu casa, dejo a la espalda los 10 años más lindos de mi vida, por 10 años hacia adelante que prometen ser maravillosos también, me hiciste sentir especial, me hablaste a mí en especial. Gracias Pablo, nos conoceremos algún día.

A la final seguir los impulsos de corazon es seguir el tambor de la vida, dejarse apagar por  el mundo es dejar de soñar en libetad. 



Museo Pablo Fierro, Puerto Varas

28 de feb 2013

Carolina Toapanta.

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