Si hubieran más dolores en la vida,
en este año hubieran pasado, como corrientes de agua pero que esta vez no
refrescaron sino que inundaron, destruyeron con devastadores garrotazos en brazadas
de oleajes feroces, que fuerte es la naturaleza y que profundo puede ser a
veces un abismo, sin embargo, el silencio siempre es el dueño de lo que queda y
desde el renacen las semillas dentro de un crisol de luz cuando amanece.
Si pudiera descifrar los
acontecimientos en este año tal vez ya no estaría en este mundo. Si me mirara a
misma al comienzo de este año, tal vez con doble intención estaría aquí mismo,
quien dijo que el dolor no puede ser una buena escuela? Aunque la oscuridad nos
haya invadido.
Se acomodó en su sillón de cama
al despertar en su último día, ya un poco cansado aun brillaban sus ojos por el
ánimo de vivir, de cantar, de contar sainetes, y bailar. Quien como el, que se
levantaba cada mañana con ese aliento de vida tan lleno de alegría y tan
positivo en sus pensamientos, quien como el, quien se sentaba con la luz
apagada en su sala cuando ya caía la noche de
un domingo y los nietos tenían que regresar a su ciudad, de él los
mejores recuerdos y para el los mejores recuerdos de sus compañeros de vida.
Dos semana antes le acompañe a su
chequeo rutinario con el doctor vascular en el Hospital del Seguro Social, me
dijo “estoy cansado, este cuerpo ya no me responde y así ya no es posible andar
bonito. ni como darse una vueltita, vamos a comer algo, o mejor ya vamos a la
casa”, llegando a casa se recostó y le di un masaje en su espalda adolorida,
mientras estaba boca arriba yo veía con interés las facciones de su cara, su
piel tan clara y los ojos verdes brillantes, rubio canoso su pelo y su porte de
señor elegante como el ninguno, como lo observé, como lo admiré.
Domingo 9.50am del 17 de
noviembre del 2013, me hecho en llanto del puro coraje, se fue sin despedirse,
sin sospechar de su muerte?, como puede ser? Si se sentaba a ver el sol y decía,
“creo que estoy con el azúcar elevado, dame haciendo la agüita mijita…”, “te soñé
mijita, que paso”… y que no se haya despedido?, nunca supe cómo se tenía que
reaccionar! Y solo tenía coraje, rabia, ira. Lo quería confrontar…
Cuando llegue estaba sentado en
su sillón de cama, con la cabeza recta y su pecho erguido, estaba dormido, con
los ojos cerrados y con una paz insospechable, de las que no hay nada que
decir, él estaba ahí, callado y balanceando mis ánimos. –Papá- “si me está escuchando!... porque se fue sin
despedirse? Le parece prudente hacer esas cosas? le susurre calmada y pacíficamente
mientras estaba sola con él en su habitación y sentí una sonrisa de su parte por la paz con
la que me abrazaba, le acaricie la cara, las manos y le dije cuando lo admiraba
y le agradecía por su amor, creo que varias veces se lo dije, pero él!!!,
siempre enseñándome a callar la boca y a observar más, me enseño a sentir, me
enseño a concentrarme en las cosas que sentía y a tener fe de que estas son
ciertas.
De él aprendí el arte de curar
con las manos, “abre la mano y siente” me decía, concéntrate, no estas
sintiendo!!!???... –No papá!,- y luego había silencio. Porque no
me explicaba lo que había que sentir? A veces me aprecia distante, pero era mi
inmadurez lo que no me permitía observar con los sentidos.
Mientras estaba al frente de él,
hablamos claro cara a cara los dos, en los últimos minutos de privacidad que
nos quedaban, le dije cuanto lo admiraba por como crio a mi madre quien es hoy
una dama-señora de su casa y una mujer de altura (que carácter tiene!) y
hablamos de algunas cosas más por las que yo le expresaba mi agradecimiento y
cariño, al cabo de unos minutos las palabras se acabaron y el silencio reinante
era tan pacifico que no puedo describir, hasta los aromas cambiaron y creo que
al fin empecé a sentir no puedo describir que era, pero solo cerré los ojos y
lo sentí y al cabo de unos instantes entendí todo. no me separe de el por el
resto de las siguientes 5 horas y mientras se iba enfriando yo me calentaba las
manos y se las colocaba en la cara, las orejas, las manos, para mantenerlo
caliente, su rostro no empalideció como debería y su color fue hermoso, cuando
el resto de los hijos llegaron la impresión fue menos fuerte porque su rostro seguía
caliente y ahora estaba muy guapo vestido con su traje favorito. Esas horas
fueron las más bellas, y siento que las reservo para mí, mientras seguíamos en
la habitación seguíamos hablando en silencio, el me confesaba sus poderes y yo
los recibía, conversábamos en silencio y yo le preguntaba si era corbata iba
bien con la camisa y le pedí que opinara sobre el color del traje, fue muy
colaborador para vestirse. Arrodillada en su cabecera las palabras se acabaron
al fin había aprendido lo que el tanto intento enseñarme, estábamos callados y
yo simplemente sentía que mi lugar estaba con mis manos sobre su cabeza, por
cinco horas coordinando mi respiración, sin derramar una lagrima y con la paz
tan natural intercambiamos información, o energía, y se despidió de mí, lo
ayude a entrar en la caja y se fue.
La crueldad más grande de la vida
es estar en un funeral, que pesadez, que desesperación ver gente lloran,
gritar, lanzarse al suelo… las 30 horas más amargas y oscuras. Cuando mi tiempo
con él terminó, salí al campo a respirar un poco de aire fresco, me quite lo
zapatos y recargue energía en un árbol, solo
sentía mis antebrazos amortiguados y mis piernas temblando, tenía muchas ganas
de vomitar, pero no estaba cansada; cuando me percaté de los alrededores las
nueves tronaban con destellos del cielo, los animales se escondían y la lluvia
venía arrasando, era el sonido de una tormenta oscura, los truenos caían tan fúnebres,
alarmantes y descomunales, sobrecargados
de fuerza y coraje, despedían de la tierra al cuerpo de un gran ser mientras se
transformaba en algo más, se me congeló la sangre y el respeto por semejante
acontecimiento me hizo inclinar la cabeza a seguir en silencio.
Mi madre nos llevó aparte a cada
uno de sus hijos, y hablamos al respecto con detalles en cada uno. Mi abuelo me reservo un tiempo tan especial,
tan lleno de paz e imponente fuerza, tan lleno de sobriedad, luego de heredarme
la curación con las manos y la música, se fue. A las 7pm de ese día sentí una pesadez
y un cansancio tan grande que probé mi primer bocado y sentí que el cuerpo
temblaba de agotamiento. Me acosté y los ángeles diurnos al otro día me
cantaron y cuidaron hasta que me revitalice totalmente. Definitivamente la
muerte es un acontecimiento, igual que el nacimiento pero de reversa, la respiración
abdominal hacia la coronilla a veces no es tan fácil si el cuerpo físico no
avanza, pero para eso están los ángeles, para apoyar y apuntalar los procesos
naturales. No siento ni un poquito de dolor, siento paz, siento amor, siento valentia heredada, todavia me cuesta procesar los asuntos, vestirme y verme en el espejo, pero sin duda esto tambien pasará.
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