miércoles, 6 de noviembre de 2013

Kevin Carter vs James Nachtwey. Fotógrafos caóticos?



Muchos criterios se han emitido con respecto a la fotografía ganadora del Pulitzer en 1994. Premios dramáticos a fotografías dramáticas, las que se han llevado la atención del mundo entero, siendo la elección de las temáticas ganadoras las que están en conflicto por los criterios sociales. Probablemente porque llama mucho la atención conocer dolores y vivencias tan impactantes, pero otros la clasifican como sadismo, amarillismo y simple placer por lo cruel. 

Cabe resaltar que la fotografía es una carta que sin palabras expresa de forma fiel un hecho, incluyendo el lugar, personajes e incluso dibujando de forma fidedigna sus emociones y sentimientos.  A mi criterio, el suicidio de Kevin Carter es un sello de sus sinceras intensiones como fotógrafo, luego de ver los testimonios de sus amigos, ex pareja y su hija, se resalta su sensibilidad hacia hechos reales de su vida y como vehículo agregado la determinación tajante y segura en llevar al fin  su pensamientos al mundo de las acciones. En este punto quiero hablar sobre la sensibilidad de los fotógrafos y artistas en general, la virtud natural del ser humano está en expresar sus sentimientos y emociones, nadie está aislado de ellas, pero se requiere un dominio táctico y manejo prolijo de los cataclismos emocionales que invaden a los artistas cuando determinado evento (igual en impacto para el resto de personas junto a ellos) llega a sus vidas. El cuidado de su psiquis y una guía oportuna es indispensable para que eventos impactantes como los que fueron sometidos voluntariamente Kevin Carter,  James Nachtwey y artistas de la misma línea, sean procesados de una forma benevolente en sus vidas.   El mismo J. Nachtwey mencionó en el documental “War Photographer” “…uno debe empezar por conocer sus propios sentimientos y luego con sinceridad contarle al mundo verdades que no son tan evidentes” porque de algún modo es un don ver y sentir cosas diferentes de la misma cosa que todos están viendo; y es justo y constructivo, de cierta forma, que cada uno comparte lo que pudo ver por un crecimiento unánime.

Sin duda dentro de este cuidado biopsicosocial está el saber que quiero hacer, para que quiero hacer y que va a significar para los otros. Un medio de comunicación puede desembocar en cualquier cosa y es precisamente esto lo que está generando el afloro de fotógrafos caóticos, porque la percepción de la realidad puede ser un poco más creíble cuando no está viciado por la prensa que responde a los beneficios de  poderes  quienes manipulan la información a su conveniencia, lo que ha hecho a la gente insensible e incrédula cuando la honestidad está al frente de sus ojos.

Siendo la fotografía un documento fidedigno y una carta de verdad;  la fotografía en la guerra viene a ser como la bandera blanca entre los dos pueblos involucrados, cuando hay guerra los dos bandos están disociados, no hay comunicación entre ellos, ni entre los terceros, ósea el mundo. Muchos latinos piensan que toda la gente en Pakistán tiene armas y le gusta matar; en Pakistán la gente piensa que todos los colombianos son drogadictos y venden droga, y que en Ecuador todos somos negros, por lo que yo creo que uno dispara más o habla mal cuando no conoce, y para J. Nachtwey fue su principal objetivo al fotografiar la guerra en Vietnam.

Difiero mucho con la prensa respecto al premio Pulizert que recibió Paul Hansen por su fotografía del hambre y la pobreza, las razones del suicidio de Kevin Carter vs los comentarios de James Nachtwey aluden a la extrema sensibilidad y las razones de transmitir que un verdadero fotógrafo tiene para emitir cualquier foto, aun si se trata de hambre o tragedias, tal vez es una radiografía del mundo que el consumismo no nos deja ver, o que nosotros nos cubrimos los ojos porque no estamos preparados para procesar lo que verdaderamente está pasando afuera con nuestros  niños trabajan en las calles, mendigos e incluso la violencia intrafamiliar que fomentamos en nuestras propias casas.

Que el arte sea la bandera blanca que levantamos ante la sinceridad de nuestras emociones.

Carolina Toapanta
6 de noviembre del 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario